Esta última subida de divide un dos partes. En la primera, el suelo es de tierra y piedra, como hasta entonces. Y después, el suelo ya es más regular, con un firme empedrado. Pero, sí que hay que saber que esta última parte apenas tiene sombra. Por eso que se hace un poco más pesada y que hay que recurrir a la cantimplora con algo más de frecuencia.
En este último tramo paramos unas cuantas veces. No mucho tiempo pero sí lo justo para coger un poco de aire y beber agua. Y, como no, aprovechamos para decirles lo bien que lo habían hecho y que eran todo unos campeones.
Es importante hacerles ver que es normal que estén cansados pero que ya no queda nada. Y que, como no, nos sentimos orgullosos de lo bien que ha ido el día.
Aunque es una ruta sencilla y apta para niños, no tenemos que olvidar que, aunque nosotros tengamos clara la ruta y lo que queda en cada momento, hacer que ellos lo vean no es tan fácil. Así que, paciencia en este final y mucho ánimo.
Superado este último tramo y antes de llegar a Mogarraz, nos entramos con un mirador donde se encuentra la Cruz de Mingo Molino. Y, como no, una pequeña fuente. Fue el momento perfecto para descansar un poquito antes de llegar a Mogarraz, beber un poco de esa fuente y tomar una pequeña recompensa en forma de chocolate ¿acaso hay algo mejor?
Por detrás quedaban casi siete kilómetros de subidas y bajadas, cuatro horas de trayecto (con niños) y un día maravilloso.
Os dejamos la Ruta del Camino del Agua, Mogarraz (Salamanca) por si os apetece hacerla a vosotros también. Y si os animáis ¡contadnos vuestra experiencia! Nos encantará saber qué os ha parecido.